“En toda aquella escena había algo angustioso, y
en el piso un calor sofocante como si el aire estuviera estancado y podrido. Al
levantar los ojos vi que habían aparecido varias mujeres fantasmales. Casi
sentí erizarse mi piel al vislumbrar a una de ellas, vestida con un traje negro
que tenía trazas de camisón de dormir. Todo en aquella mujer parecía horrible y
desastrado, hasta la verdosa dentadura que me sonreía. La seguía un perro, que bostezaba
ruidosamente, negro también el animal, como una prolongación de su luto”
Nada - Carmen Laforet
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