12/6/17


“Uno de los grandes motores de toda revolución real (porque ha habido algunas surrealistas) es la inflación. Las finanzas públicas rusas se derrumbaron. En 1914 se había adoptado una política tremendamente austera, e incluso el zar pegaba con su propia saliva los sellos que utilizaba para ahorrar gastos. El coste de la guerra, sin embargo, aumentó desproporcionadamente, y el Gobierno se encontró entre la espada y la pared. Una de sus primeras medidas, la prohibición del consumo de bebidas espirituosas, iba en contra de los fines que perseguía, pues un tercio de los ingresos estatales procedían del monopolio del vodka. El Estado no disponía de una maquinaria fiscal, y no existía en Rusia una numerosa clase media a la que poder gravar para obtener fondos con fines bélicos, como habían hecho el resto de países. Ante aquella situación, el Gobierno decidió aumentar la emisión de papel moneda, tanto que, al final, las imprentas se estropearon y, cuando un cliente iba al banco a cobrar un cheque, recibía un fajo de papeles y las instrucciones para entintarlos con las cantidades pertinentes”
Breve historia de la primera guerra mundial. Norman Stone

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