“¿Qué quiero de ti, Rainer? Nada. Todo. El permiso
para elevar la mirada hacia ti cada instante de mi vida- como hacia la montaña
que me protege (¡un ángel guardián de piedra!) Mientras no te conocía podía
hacerlo, pero ahora que te conozco- necesito una autorización.
Porque mi alma
es bien educada”
Cartas del verano de 1926 - Tsvietáieva / Pasternak / Rilke
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