“Unas damas de la
aristocracia, cuyos hijos en edad militar están bien protegidos gracias al
<<impuesto de sangre>> (las mil quinientas pesetas que han podido
pagar para evitar la movilización), habían ido a distribuir unas miserables
monedas, escapularios y paquetes de tabaco, en un grotesco e innoble insulto a
la miseria”
Otros vendrán... Marina Ginestà
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