“¡Sin embargo estos patronos debían darse cuenta del peligro que los acechaba a todos! La batalla que ahora empezaba era de más envergadura que las escaramuzas entre los intelectuales autonomistas y el Gobierno de Madrid. Ya  no era el momento de criticar al poder central, ni del catalanismo contestatario, ni de las caricaturas en los periódicos satíricos, ni de todas esas tonterías de los últimos años. Ahora era una guerra entre los patrones y los trabajadores, entre los que poseían las fábricas y las máquinas y los que querían cambiarlo todo”

Otros vendrán... Marina Ginestà