“Abrían un cajón, lo cerraban
con estrépito, manoseaban la ropa plegada dentro de los armarios, arrojaban al
suelo uno tras otro, sin miramientos, los libros alineados de un estante, y
murmurando <<Bakunin… Pérez Galdós…
Stuart Mill… Dickens… Zola… Victor Hugo... Tolstoi...>> Pruebas
evidentes de la maleficencia de la familia”
Otros vendrán... Marina Ginestà
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