“podía sentir la pulsación de cada nota en su piel, como si la música resonara en su cuerpo en un crescendo sensual y efímero. La música era triste como las cosas bellas que se marchitan, y suavemente alegre como un inesperado día soleado en invierno visto desde la ventana de una mansión vacía”
La
variable humana – Rodrigo Martín Noriega
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