“El amor de Modesta y de Gregoria por cada uno de
nosotros, tan puro, tan absolutamente bondadoso y desinteresado, me conmueve y
me deja sin saber qué hacer: nada piden, nada quieren más que seguir queriendo.
Uno está acostumbrado al amor cuya punta de lanza es el instinto de posesión o
el instinto de defensa contra la posesión. Un amor que no es cuestión de
posesión, le deja inerme”
Retrato del artista en 1956. Jaime Gil de Biedma
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