“Era un don nadie y mi vida era un cúmulo de naderías. Vivía como un don nadie y soñaba como un don nadie. A mi paso, en lugar de huellas, quedaban tan solo unas pequeñas hendiduras llenas de nada, y la gente ni siquiera se fijaba en esas huellas porque no puedes fijarte en lo que no se ve”
El
verano en que mi madre tuvo los ojos verdes – Tatiana
Tibuleac
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada