“Está muy cerca el mar y su aliento se aspira con
el aroma de la copra y con el buen olor a sombra, retraído y penetrante, de los
cuerpos de aquí- un país donde las entrepiernas no apestan a rancio y nadie
huele a sobaquina. Mi gusto por los malayos me embriaga. Respiro esta multitud,
me pierdo en ella con delicia, miro la agilidad tranquila de los jóvenes, la
resignación de las viejas sentadas en el suelo, vestidas de mestizas, en quienes
la vejez parece consistir en una acumulación de vida inmóvil. Y todos los ojos
son los mismos”
Retrato del artista en 1956. Jaime Gil de Biedma
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