22/9/18

“un nimbo de rayos se había posado sobre el tejado del edificio antiguo. Brotaban desde allí tristes y, en cierto modo, negros, pues no iluminaban nada, sino que más bien acentuaban la soledad inhumana del lugar. Tenía el corazón en un puño: entraría en esta escuela inerte como una morgue, avanzaría, con mi cuaderno de notas bajo el brazo, por los pasillos pintados de verde oscuro, subiría al primer piso y atravesaría el umbral de la puerta de una clase desconocida en la que treinta niños extraños, más extraños que si pertenecieran a una especie diferente a la mía, me estarían esperando”
Solenoide - Mircea Cartarescu

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