“el propio Balzac fue uno de
los grandes monomaníacos, como los que inmortalizó en su obra. Desengañado,
rechazado en todos sus sueños por un mundo despiadado al que no gustaban los
principiantes ni los pobres, se refugió en su silencio y se creó para sí mismo
un símbolo del mundo. Un mundo que era suyo, que él gobernaba y que sucumbía
con él. La realidad pasaba de largo ante sus ojos y él no intentaba asirla”
Tres maestros (Balzac, Dickens, Dostoievski) - Stefan Zweig
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