“-
¿Las quemaste nada más leerlas?- le pregunté.
-
Sí, cariño mío…- Quejumbroso… Me molestó, a decir verdad-. Me encantaron-
añadió, zalamero-. Unas cartas preciosas…
Había
albergado la esperanza de que me dijera: <<Pretendía quemarlas, pero no
pude…>>.
Yo
guardaba las suyas. Tenía que hacerlo. Pero no se lo dije.”
A la intemperie. Rosamond Lehmann
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada